En un mantel blanco y puro
desatendí mi alma entera
para que tu pudieras
comprender mi desventura
en estas letras cautivas
que se escapan hasta ella
y en un café se desgranan
cual si fueran lentejuelas
tan brillantes, tan enteras
que parecieran estrellas
y que al paso de la vida
van perdiendo su belleza.
Solo una taza suficiente
de ese mágico liquido
que despierta mi mente
para hablarie a tu rostro
como si mirar pudiera
esos tus tristes ojos.
Pero si probar tus labios
a través de estas frases
con el café entre mi boca
evocando tus desaires
los cuales ya no provocan
porque la mirada no miente
y vi hace tiempo en ella
el amor que aun tu sientes.
En un mantel blanco y puro
el café y mis letras
se juntaron para hablar
en esta mesa tan nuestra.
María Gricelda
desatendí mi alma entera
para que tu pudieras
comprender mi desventura
en estas letras cautivas
que se escapan hasta ella
y en un café se desgranan
cual si fueran lentejuelas
tan brillantes, tan enteras
que parecieran estrellas
y que al paso de la vida
van perdiendo su belleza.
Solo una taza suficiente
de ese mágico liquido
que despierta mi mente
para hablarie a tu rostro
como si mirar pudiera
esos tus tristes ojos.
Pero si probar tus labios
a través de estas frases
con el café entre mi boca
evocando tus desaires
los cuales ya no provocan
porque la mirada no miente
y vi hace tiempo en ella
el amor que aun tu sientes.
En un mantel blanco y puro
el café y mis letras
se juntaron para hablar
en esta mesa tan nuestra.
María Gricelda