El candil de mi calle tenue esta
ya no refleja tu figura en mi ventana
y la noche se queda tan callada
que ni el viento tu voz trae hacia mi.
En las noches de invierno te sueño
y en mis mañanas frías yo te espero
en la mesa dos cafés están dispuestos
para amenizar la platica nuestra.
Pero hace tiempo no te veo
ni degusto junto a ti este momento
mis manos se enfrían sin las tuyas
y solo permanece tu recuerdo.
Ay amor! cuanto te extraño
ávida esta mi mirada de la tuya
verme en esos tus ojazos negros
embelesandome con el brillo de ellos.
Hasta ti vuela mi pensamiento
posándose en tu pecho pausado
acariciando con solo mi aliento
esa piel que añoro tanto.
Mi café sabe a ti,
su calor invade mi alma entera
y el sabor en mis labios de los tuyos
esos amor aquí se quedan.
Maria Gricelda